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¿Qué hacer en Sídney en 72 horas?

Llegamos a Sídney sin expectativas. Quizás por ignorancia o falta de interés no había incluido nunca a esta ciudad (ni a este país) en mi lista de próximos destinos. Y fue justamente esa neutralidad la que me permitió experimentar una revelación inesperada.

Después de 14 horas de vuelo llegamos al aeropuerto de Sídney. Un bus nos esperaba en la puerta: iba directo al centro de la ciudad y para mi sorpresa (ya que normalmente esto nunca me sucede cuando viajo) todo fluía con normalidad. En el camino charlamos con algunos locales que venían de vuelos domésticos, estaban entusiasmados escuchando nuestros planes de viaje y nos dieron algunos consejos sobre qué hacer en la ciudad.

Mientras Joe hablaba de playas y olas, yo me puse a mirar por al ventana. Ya eran las 8 de la noche y estaba anocheciendo. Pero la poca luz que alumbraba parte del cielo me permitió vislumbrar unas sombras inmensas. Dejé pasar varias más hasta darme cuenta de que se trataba de murciélagos gigantes.

Habíamos reservado un Airbnb en la zona de Dover Heights, al norte de Bondi Beach. Estás a 10 minutos caminando y los precios son mucho más accesibles. Llegamos a lo de Rick a eso de las 11pm, por suerte nos esperaba despierto. Para nuestra sorpresa, teníamos un loft entero para nosotros solos!

Había soñado con la imagen de esa cama durante más de 15 horas! Era momento de descansar y prepararnos para recorrer Sídney en 3 días! Acá te contamos cómo fueron nuestros días en la ciudad más cosmopolita de Australia!

Día 1: Bondi, Icebergs y Bronte Beach

Como me suele pasar cada vez que viajo a un lugar nuevo, me desperté temprano ansiosa por salir a recorrer. Salí al balcón y me senté a disfrutar de un aire nuevo. Empecé a escuchar sonidos de pájaros que nunca había escuchado antes y el mar a lo lejos me avisaba que estaba cerca.

Miré los techos que me rodeaban y me sorprendí de que la mayoría tenía paneles solares. Esta sería la primera pero no la última vez que Australia me sorprendía con sus gestos de cuidado por el planeta. Me gustó y estaba lista para ver mucho más.

En el mapa parecía muy cerca la distancia entre Dover Heights y Bondi así que no dudamos en caminar. Lo que no sabíamos es que el camino era en bajada (pero bajada en serio) y que a la vuelta la idea de caminar no iba a sonar muy divertido.

Llegamos a Bondi Beach y me impactó el color turquesa del mar. Recorrimos la costa hasta llegar a los "famosos" Icebergs. Había visto esta imagen tantas veces en Instagram, pero por primera vez lo veía en persona y quise acercarme para verla de cerca.

Hicimos el camino que une Bondi con Bronte Beach. Es un paseo de 2 kilómetros y medio y con varias paradas para disfrutar del paisaje lo hacés en 2 horas como mucho. La vista de la ciudad desde acá es increíble, y vale la pena como primer contacto con la ciudad (para tener el mar cerca y no ir de lleno al caos).

Y después de tanta caminata, llegó la hora de comer. Como son varios los lugares que me gustaron en Hall Street (la calle principal de Bondi), les dejo una lista con nuestros 3 restaurantes favoritos de Bondi:

Si, claro que en algún momento los libros iban a aparecer, no puedo evitarlo. Este lugar me enamoró desde el primer momento. Me transportó a la famosa "Shakespeare & Co" parisina. Este restaurant/librería es ideal para almorzar algo mientras lees un libro o el edén para los nómades digitales. Silencio y mucha inspiración en el aire.

Si no querés sentirte una rata de biblioteca (aunque a mí me encante) hay unas mesas en la vereda (también muy parisinas) donde podés sentarte a tomar un café al sol. Recomiendo leer en la página del restaurant la historia de este emprendimiento, muy interesante!

Si te gusta más la movida este lugar es ideal para compartir tu almuerzo (y la mesa) con otras personas. En general, en esta calle hay mucho turista así que puede resultar entretenido. Para comer el recomendado es el sandwich de falafel (delicioso). Si no probaste la Kombucha hacelo!

Acá llegamos de casualidad. Caminábamos por Hall St y nos distrajo un pasadizo con un mercado que no habíamos visto antes. Nos tentaron los precios baratos, así que bajamos las escaleras para llegar al final del pasaje. Y ahí vi a lo lejos una sombrilla roja y unos manteles cuadriculados blanco y rojo bien a lo tano.

Mi amor por la pizza pudo más y segundos más tarde estábamos brindando con vino blanco y probando la mejor pizza Prosciutto! El precio es muy accesible (teniendo en cuenta que en Bondi todo sale más de 20 dólares australianos) y los platos son para compartir. Recomiendo ir de noche!

Día 2: Ópera, The Rocks y Sky Bar

La mañana del segundo día costó más. Ya no me desperté ansiosa sino que el dolor de piernas de caminar el día anterior me pedía descansar unos minutos más.

Este era nuestro primer día moviéndonos por la ciudad en bus y hay varios consejos que tenés que tener en cuenta si visitás Sídney por primera vez. Para moverte en cualquier medio de transporte necesitás la tarjeta Opal: la podés comprar en cualquier kiosco, mercado, estación, etc. y te sirve hasta para trenes y ferries.

En Sídney, los viajes en bus pueden parecerte un poco caros así que cargale bastante apenas la compres así no te quedás sin crédito rápido. No te olvides del tap off cuando te bajes del colectivo para que te cobren el precio correcto!

De Bondi al Ópera House llegamos en 45 minutos en el 380. Si podés elegir qué día ir, no lo hagas durante un fin de semana! Había muchísimos turistas y tuvimos que volver al día siguiente para verla con menos gente. Los bares que rodean el Ópera tienen vista al mar y al Sydney Harbour Bridge, espectacular! Chequeá la página del Ópera y coordiná para participar en una visita guiada, vale la pena!

Del otro lado del Circular Quay, está el barrio The Rocks. Me hizo acordar mucho a Nueva York! Tiene restaurantes muy recomendables (no te pierdas los panqueques de Pancakes On The Rocks) y unos pasajes imperdibles. No dejes de visitarlo!

Después de almorzar, paseamos por el Hyde Park y visitamos el Lindt Chocolate Café, el paraíso! Un chico pasaba con una bandeja llena de chocolates para probar, cómo controlarme? Si querés ir de comprar, en el shopping Westfield vas a encontrar todas las marcas y en la peatonal George St. también.

Para ver el atardecer, fuimos al Sydney Tower Eye, desde donde podés ver la ciudad en 360 grados. Si vas directo al Sky Bar (piso 88), solamente pagás 20 dólares y después lo toman como parte de pago por lo que consumas. La vista es impresionante y es una parada obligada para ver Sídney desde otra perspectiva!

Día 3: Manly Beach, Sunday Market y Dee Why

Nuestro último día en Sídney (y antes de volar a Byron Bay) tomamos un ferry y fuimos a pasar el día a Manly Beach. Salen de Circular Quay, así que desde Bondi podés tomar el bus 380 hasta ahí. El viaje en ferry sale alrededor de 7 dólares y dura 30 minutos (salen todos los días de la semana).

La vista del Ópera House y el Sydney Harbour Bridge desde el ferry es impresionante! Si no hay mucho viento, sentate afuera que vas a disfrutar mejor del paseo.

Llegamos a Manly y para nuestra suerte nos encontramos con un mercado lleno de puestos y cosas ricas para comer. Este mercado abre solamente los fines de semana de 9 a 5. Si tenés suerte, puede ser que coincidas con algún músico que cante en vivo! El día que fuimos nosotros había un chico cantando canciones de Eddie Vedder! Nos sentamos a escucharlo durante horas mientras probábamos la comida de un puestito asiático (ya estamos entrando en calor para Tailandia).

Después de caminar por la playa recorrimos otros barrios al norte de Manly como Dee Why! Son zonas mucho mas tranquilas (si lo comparás con Bondi) y podés recorrerlas en bus o caminando.

Disfrutamos del atardecer en la playa y tomamos el ferry y el bus de vuelta a Bondi. Esa misma noche volamos para Byron y sentimos que nos faltó tiempo para ver un poco más de Sídney! Pero este viaje recién empieza y este fue solo el primer contacto que tuvimos con una ciudad joven, activa y cosmopolita!

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